Cada vez son más las personas que invierten en el sector inmobiliario con la idea de alquilar y generar una renta fija mensual, especialmente el público considerado Millennials opta por esta estrategia. Sin embargo, arrendar una propiedad tiene también ciertos riesgos, que te ayudaremos a minimizar tomando en cuenta estos consejos:
En sí, un contrato de arrendamiento implica un acuerdo entre el propietario del inmueble y el arrendatario. Por eso, uno de los errores más recurrentes a la hora de alquilar es no plasmar fielmente dicho acuerdo en un documento legalizado por una notaría. En dicho contrato, es importante prestar atención al detalle de las obligaciones de los contratantes, así como de las penalidades a las que se hacen merecedores en caso de incumplimientos y a la cláusula de allanamiento futuro.
Al contrato de arrendamiento debe solicitarse siempre el abono de una garantía para cubrir cualquier desperfecto o incidente que se ocasione en el inmueble.
Este contrato debe incluir siempre los datos personales de las partes intervinientes como nombres, DNI, calidad en la que interviene; individualización del bien (ubicación, partida registral); plazo del contrato y el uso que se dará al inmueble; renta acordada con fecha y forma de pago; y condiciones especiales, por ejemplo: restricciones existentes, como la presencia o no de mascotas, reglas de condominio de ser el caso, horarios de reuniones, etc.
Otras formas de proteger un inmueble es, por ejemplo, suscribir una cláusula de allanamiento futuro, con firma legalizada ante notario público.